MADE IN HONDURAS
Rafael Antonio Delgado Elvir
delgadoelvir@yahoo.com

Las denuncias de maltrato a operarias de la maquila realizadas en los Estados Unidos contienen un grave error de forma. El momento que han escogido los sindicalistas para efectuar la denuncia, así como el hecho de realizarlas en Estados Unidos evidencia una intención clara de elevar la denuncia a un escándalo internacional precisamente en el momento en que se realizan negociaciones para un TLC con los Estados Unidos.

Creemos que en nuestro país se han hecho avances para poder ventilar nuestros problemas en las instancias nacionales correspondientes. No sabemos que pasó con el Ministerio del Trabajo, pero si éste falla, contamos con un Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de mucho prestigio quien ha sabido responder a este tipo de problemas. Saltarse las trancas y ventilar el problema ante instancias internacionales evidencia un interés particular ajeno a las preocupaciones que deberían existir en los gemios sindicales.

Sin embargo, debemos de dejar también claro que las reacciones al suceso, en el sentido que se va a ahuyentar la inversión extranjera y que la imagen del país se deteriora con estas denuncias, no aclara nada sobre la controversia y pone en evidencia muchas actitudes que hace tiempo debieran estar superadas.

En nuestro país debiéramos de estar claros que el desarrollo económico del país no debe ir a expensas del desarrollo humano. La inversión privada y la maquila en especial, sólo tiene sentido cuando las exportaciones vienen acompañadas de puestos de trabajo de calidad y salarios que permitan mejores niveles de vida.

Lo que corresponde en este caso, no es de levantar más los niveles de confrontación acusando de traiciones y conspiraciones. Se trata de investigar hasta el fondo las denuncias que se han presentado y que los empresarios se distancien radicalmente de cualquier tipo de inversión y administración del recurso humano que venga a promover un deterioro en las relaciones laborales y en el bienestar de las operarias.

Existe una urgente necesidad que Honduras resalte no solamente por la calidad de la mano de obra y de sus productos, sino también por la existencia de condiciones dignas para los trabajadores y que la etiqueta “Made in Honduras” presente en millones de prendas de vestir realmente se convierte en un símbolo de calidad integral.

 

05 de noviembre de 2003


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